lunes, 21 de enero de 2008

Carl Sagan: setenta años de presencia

El 20 de diciembre de 1996, millones de personas sintieron un vacío de posibilidades ante la partida de Carl Sagan.
Americano de nacimiento, ciudadano del mundo por su trabajo, entrega y perspectiva desarrollada, Sagan dejaba entre nosotros un hueco por cubrir, tan grande como los agujeros negros.
Había sido el científico, quien había previsto las condiciones de Venus, quien impulsaría proyectos como el Viking, quien hablaría con los astronautas que viajarían a la Luna y quien había desarrollado el programa de exploración a Marte, ante Dan Goldin, el director en esa época de NASA.
Fue el humano quien se mantuvo preocupado por el ambiente, por la permanencia de las armas nucleares. Con otros científicos, contempló la posibilidad de un "invierno nuclear" ante un ataque incluso limitado del arsenal.
Enfrentó, como el mismo lo expresó, el "juicio aquel que no podemos perder por falta de comparecencia", ante las seudociencias. Nos dejó no un libro, sino un tratado en "El Mundo y sus Demonios", como una guía para ilustrar y permitir que enfrentemos tal embate acorde con la irracionalidad que se vive.
Pero, ante todo, fue quien compartió hasta el último momento, la perspectiva, el conocimiento, la inspiración y la esperanza con... ¿Quién?... con el ciudadano común, contagiando con una mezcla de Astronomía, Arqueología, Antropología, Sociología, Biología y Filosofía, su serie "Cosmos", revelando la vocación de muchos y saciando la perspectiva de millones ante su anhelo de saber y tener horizontes diferentes.
Nos dio la continuación de Cosmos con "Un pálido punto azul". Nos fascinó con su única creación de ciencia-ficción que fue "Contacto", llevado a las masas a través de la cinematografía en una riqueza de circunstancias que nos enfrenta, ante todo, a nosotros mismos.
Se despidió con "Miles de Millones", obra concluida por su compañera, Ann Druyan, revisando como nunca aspectos sociológicos.
Entre todas las reflexiones y, ante todo, ejemplo y congruencia de Sagan, se encuentran el balance entre la curiosidad humana y su escepticismo: base fundamental no de un pensamiento, sino de una actitud verdaderamente científica.
Carl Sagan se fue físicamente en 1996, pero perdura entre nosotros, más allá de su rica y diversa obra, en el compromiso que nos ha dejado a todos en continuar esta tarea de mostrar el Cosmos y, a través de ello, hacernos mejores.

No hay comentarios: