viernes, 30 de mayo de 2008

No practicante (editorial de JOC)

Quizá sea mucho decir que el 60% de los jóvenes se consideran católicos. Voy a ser optimista. Pero de este 60 % tres de cada cuatro se definen cristianos no practicantes. ¿No practicantes?, ¿Pero eso qué es? ¿Qué es un cristiano no practicante?. Un compañero lo dice muy claro:¿Se puede uno considerar deportista, pero no practicar?. Serás espectador, animador... pero no deportista. Creo que en el cristianismo pasa lo mismo. Espacios llenos de espectadores y animadores, pero muy faltos de gente que amemos realmente a nuestros enemigos, que pongamos la otra mejilla, que perdonemos hasta setenta veces siete, que bendigamos a los que nos maldicen, que compartamos lo que tenemos con los pobres, que seamos capaces de dejar a los 99 y nuestras seguridades, para ir en busca del que está perdido... Tampoco hoy ponemos toda nuestra esperanza y confianza en Dios.
Bien es cierto que la gente joven está demandando otro mensaje mas acorde con la sociedad actual. El mensaje institucional de hoy no llega, no responde, no cala. Estamos percibiendo la religión como un gran conjunto de ideas, como algo que no se ve muy práctico ni realizable en estos tiempos. Hoy mas que nunca, la sociedad y la gente está demandando principalmente experiencia, testimonios y no grandes ideas que se quedan en eso, grandes ideas. No estamos hoy aquí los cristianos para servir o dar culto a la ley, eso es idolatría. Precisamente a Jesús, lo que verdaderamente le importaba eran las personas y sus necesidades y todo lo demás estaba en función de ellas.

Jesús hoy, seguramente conduce una moto de reparto de pizza a domicilio; y va a toda pastilla, no puede llegar tarde. No puede permitirse el lujo de perder ese mísero sueldo. Según sale de las clases donde se saca el graduado escolar, se cruza la ciudad para intentar hacer el imposible de llegar a la misma hora de salida del instituto con la llegada a comenzar el trabajo. No dispone de coche, lo estrelló recién comprado. Mucho de su sueldo se va en pagar un coche que no está disfrutando. Muchos días, después del cierre de la tienda se acerca a entrenar en una escuela deportiva a un grupo de niñas. Hay otra tarde a la semana que también se junta con el grupo con el que revisan la vida de muchos jóvenes y desde ahí la suya propia. Para él esta es seguramente la estructura mas parecida a una familia: una estructura igualitaria en la que quienes tienen responsabilidades y autoridad la ejercen como servicio a los otros.
La sociedad no muestra ni un poquito de interés por este joven. No le interesa, no es ningún héroe a los ojos del mundo. Es en el trabajo donde uno se está jugando mucho de su vida, como funciones sociales que éste tiene: medios económicos para acceder a derechos sociales que no están garantizados de manera universal; un salario donde se garantice el derecho fundamental de la comida y de la vivienda. Resulta que todavía las demás personas te reconocen y te valoran en función de la aportación laboral que haces al colectivo social. También es el trabajo el lugar de la dimensión psicológica de auto percepción y autoestima. La temporalidad, los tiempos sin curro entre uno y otro trabajo hace que el dinero ganado se emplee en consumo inmediato y compulsivo, el aceptar un puesto de trabajo precario con los riesgos de seguridad que conlleva... Nos introducimos en un proceso por el que a ciertos grupos o personas se les impide sistemáticamente el acceso a posiciones que les permitirían una subsistencia autónoma.
Estás son las preocupaciones de un joven cristiano de hoy que se encuentra en proceso, en proceso de tomar a Jesús en serio. Por que Jesús era un laico, un campesino, un carpintero, no fue un sacerdote ni un escriba. A Jesús no le vemos dando lecciones de moral, buscando un chivo expiatorio o echando la culpa a alguien. Su actitud hacia las personas que en su tiempo eran etiquetadas como "pecadores" fue asombrosamente diferente de la actitud de otros líderes religiosos. Éstos juzgaban y condenaban a las prostitutas, a los recaudadores de impuestos, a quienes no ayunaban o incumplían las leyes. Jesús condena la injusticia, la opresión, el egoísmo, el pecado.
Hoy Jesús se rebela contra la precariedad y está ahí siendo testimonio, buscando lo colectivo, implicando a otros y con una espiritualidad que le lleva a actuar entre los jóvenes de la clase obrera con claridad y confianza.
¿Hay cristianos practicantes y no practicantes? Después de todo esto, lo que creo es que el creyente siempre es practicante. Quizá lo que falta hoy son mas creyentes.

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